Hace tiempo, hablaba con una amiga acerca de su situación sentimental y del tipo de parejas que estaba atrayendo. Lamentaba que los chicos con los que salía eran cariñosos, tenían todo lo que ella podía desear en un chico, pero no se comprometían. Le resultaba imposible alcanzar sus metas y se sentía frustrada y mal porque nunca la elegían. No eran capaces de ver a la persona que ella deseaba que viesen. No veían a esa persona maravillosa que ella creía que era, de hecho lo es. Sin embargo, su mayor frustración era precisamente esa que no era elegida. No se comprometían con ella y que no le daban lo que ella necesitaba recibir de esa relación. Merecía ser feliz pero no se sentía feliz.

Ella entregaba todo de sí misma desde el primer momento, desde el primer contacto, desde la primera cita, sin dar espacio a conocer en profundidad a la persona, a saber si esa persona era lo que ella creía que era y sin dar espacio a que se formase un vínculo.

El autoengaño y el victimismo

 Recuerdo lo emocionada que se sentía después de haber compartido una noche maravillosa de intimidad con esa persona , que a su vez, había puesto también todo de sí mismo en cada detalle para complacerla, para que se sintiera satisfecha y feliz con el intercambio.  obviamente solo era eso, un intercambio de intimidad y de sexo, una noche de placer. 

Sin embargo mi amiga, después de esa noche de intimidad compartida, creía que el chico sentía lo mismo que ella, creía que por solamente haber compartido un momento placentero de cama ya había algo entre ellos más allá del puro sexo, que se había enamorado de ella  y no, realmente no. Ella sentía que había habido una “conexión cósmica a nivel del alma” y para él había sido solo una buena noche de sexo.

 Después, cuando el chico se iba y descubría que a lo mejor tardaba en comunicarse con ella, incluso descubría que ese chico tenía otras citas, venía la frustración, el bajón emocional y la caída al inframundo de su propia autoestima y la pregunta, siempre la misma: ¿por qué no me eligen? ¿Por qué no me ven? ¿Por qué no soy suficiente?

Evidentemente había un malentendido ya de base,  porque al principio no había sido sincera consigo misma a la hora entablar un contacto y una relación con esa persona en cuestión. 

Una llamada a la reflexión: ¿Qué te impide alcanzar tus metas?

A veces vale la pena hacer una parada para pensar y reflexionar sobre las propias intenciones que se llevan con respecto a algo en la vida. No solamente a nivel de relaciones, sino a nivel de salud, prosperidad, trabajo, de todo en general. Porque en realidad, la dinámica y el planteamiento siempre es el mismo. A nivel consciente puede suceder que tú pienses que quieres algo en concreto, sin embargo a nivel subconsciente el mensaje es totalmente contradictorio.

Pongamos un ejemplo totalmente diferente. Por ejemplo, imagina que quieres mejorar y ascender en tu trabajo, pero para ello tal vez tengas que estudiar y mejorar tus habilidades personales, o tal vez tengas que trabajar más horas y no estás dispuesto a pagar el precio.

Otro ejemplo diferente a nivel salud. Es muy común, sobre todo entre chicas, querer tener un mejor aspecto, bajar de peso, o subir, según sea la necesidad de cada quien, pero no se está dispuesto a pagar el precio de seguir una dieta, de ser constante, de acudir a un médico caso de ser necesario, especialmente si hay problemas de salud de fondo que interfieren en la pérdida de peso. o de realizar un plan de ejercicios.

Entonces hay una contradicción, se quiere algo pero el diálogo entre lo que la mente quiere y lo que el subconsciente está dispuesto a hacer para lograrlo es contradictorio, y por eso, siempre hay un punto en que se fracasa en el intento y no se obtiene el objetivo que se desea.

Conecta con tu verdad

 Volviendo al caso de mi amiga y después de mantener una conversación con ella, profunda y un poco dolorosa también, dónde salieron a flote   heridas emocionales de la infancia, la necesidad de ser reconocida de sentirse querida, de que la vieran al instante, chocaban diametralmente con su necesidad de espacio y de libertad.  

Ella deseaba una relación de pareja estable y comprometida  en estado consciente, pero su subconsciente tenía miedo al compromiso, no estaba dispuesta, ni preparada, para aceptar una relación que de alguna forma limitarse su libertad y su espacio personal.

 Es por eso que siempre terminaba eligiendo personas que nunca la verían y que nunca la   elegirían como una pareja estable, ni sería ese amor romántico a primera vista porque eso no estaba entre los objetivos de las personas que ella elegía, los chicos solamente deseaban una relación momentánea, espontánea y luego seguir su camino.  

En realidad esa era la elección de su subconsciente para protegerla de algo que no deseaba verdaderamente. En otras palabras, su yo interno había aprendido a ponerle la zancadilla para que su yo consciente no lograse sus objetivos. Se auto-saboteaba a sí misma sin ser consciente de ello.

Tengo algunas preguntas para ti. 

Toma un cuaderno y anota. Porque el hecho de escribir tus respuestas te ayuda a reflexionar mayormente sobre ellas. Releerlas, te ayuda a ver y comprender por qué estás donde estás.

Trata de ser una persona absolutamente sincera y honesta respondiendo a cada pregunta.

  • ¿Durante cuánto tiempo más vas a seguir autosaboteando tus sueños, tus objetivos y tu propia vida para no alcanzar tus metas?
  • ¿Tienes una intención clara de lo que realmente deseas para ti?
  • En este momento ¿eres la persona que te encantaría ser?
  • ¿Estás en el lugar donde querrías estar?
  • Haz una revisión de tu pasado, con la mayor sinceridad posible y responde, ante las dificultades, ¿eliges o has elegido siempre el camino más fácil? ¿Cómo te fue en esas elecciones?
  • ¿Qué sentimientos surgieron luego de tomar esas decisiones? ¿Te dejaste llevar por el miedo? ¿había sentimientos de culpa?

Conocer en profundidad tu propia verdad y entender qué emociones acompañan a tu verdad, puede ayudarte a recuperar tu propio poder personal en el camino de alcanzar tus metas.

Es importante tener claras dos cosas:

  1. Saber qué quieres de verdad para ti en la vida y por qué lo quieres.
  2. Conocer tus verdaderas emociones frente a esos objetivos que deseas alcanzar.

3 grandes errores que te impiden alcanzar tus metas

Hace tiempo me reía de mí misma diciendo que mi memoria era como la del pez Dory en “Buscando a Nemo”. Tenía la costumbre de olvidar todo aquello que me provocaba dolor, aquello que me hería, aquello que hacía que mi vida fuera intolerable. El punto de choque fue cuando me di cuenta, conversando con mi hijo menor, que él recordaba cosas de su infancia que para mí eran un blanco en mi memoria. No solo había perdido los recuerdos dolorosos, o al menos los había suavizado, sino que había perdido con ellos también, momentos donde había experimentado absoluta felicidad con mis pequeños. Eso fue un choque para mí.

Error nº 1

Déjame decirte que es un error esconder las emociones. Es un error no mirarlas de frente y sepultarlas bajo 20 capas en tu interior, solo para no ser atravesado por el dolor. El camino correcto es aprender a gestionarlas y si no puedes hacerlo por ti mismo, es necesario que te dejes ayudar por las personas adecuadas. Tal vez un psicólogo sería la opción correcta. 

Error nº 2

También es un error que tomes decisiones cuando estás absolutamente tomado por tus emociones. Generalmente actúas desde el miedo. La tendencia natural será la de huir hacia tu zona cómoda, para sentirte seguro, protegido, y en un estado de falsa felicidad. Tomar decisiones emocionales te aleja de alcanzar tus metas.

Error nº 3

Incluso es un error juzgarte a ti mismo mientras tu estado emocional es bajo. 

Quizás el diálogo que surge es:

  •  “no valgo para esto”, 
  • “no soy lo suficientemente bueno para nada”, 
  • “no tengo habilidades”, 
  • “soy un tonto o una tonta”, 
  • “no tengo inteligencia ni capacidad para abordar este reto”, 
  • “no soy capaz de comprender lo que escucho o lo que leo, no soy normal” etc. 

Déjame decirte que posiblemente te halles demasiado condicionado por tus emociones y tus propias circunstancias y nada de todo eso que piensas es real.

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Comienza a trabajar en la solución para alcanzar tus objetivos

Aprender a manejar y gestionar tus emociones será el 80% del camino que debas recorrer para lograr tu objetivo. El 20% restante será trabajo, técnica, tiempo y esfuerzo.

Si la comunicación contigo mismo falla, ¿cómo puedes esperar que sea óptima y positiva con los demás?

Si no puedes manejar la batalla que hay en tu interior, ¿cómo vas a ser capaz de organizar y liderar objetivos para alcanzar tus metas en el exterior? ¿De qué forma vas a hacer frente a los conflictos u obstáculos cuando sucedan?

Para triunfar en cualquier área que elijas, es preciso invertir tiempo, energía y esfuerzo en formarte a ti mismo para aprender a gestionar tus emociones. Debes aprender a conocerte, conocer tus debilidades y aprender a convertirlas en tus puntos de fortaleza. 

Tus emociones son lo que van a determinar el triunfo o el fracaso frente a una decisión importante que tomes en tu vida. Cuanto más te enfoques en tus miedos, mayores serán tus excusas y los obstáculos que generarás para no tener que hacer frente al avance.

No hay nada escrito. Tu eres esa persona capaz de moldear tu propio destino. La forma de hacerlo es tomando tus propias decisiones para trazar objetivos que te lleven a alcanzar tus metas. La clave del éxito: ser tú el patrón que comande tu barco y no tus emociones. Tus emociones tienen que trabajar por ti y para ti, para motivarte, para superarte, no para autosabotearte y obstaculizarte.

Entonces, dicho esto, te dejo una ultima pregunta y sé sincero contigo al responderla, una vez más:

¿Cuánto tiempo dejarás pasar hasta dar el paso que te lleve a alcanzar tus metas?

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