La metafísica de la oración del Padre Nuestro
El Padre Nuestro es la oración más poderosa que hay. Fue compuesta por el Maestro Jesús con la intención de efectuar un cambio radical en el alma.
La oración está dividida en siete cláusulas y vamos a ir desglosandolas para que te des cuenta de la magnificencia y el poder de esta Oración.
cláusula 1
Padre nuestro, que estás en los Cielos
Cuando uno es padre y lo es de verdad, y esto con indiferencia de si es un padre pobre o un padre rico, siempre va a procurar que no le falte de nada a sus hijos, desea que sean felices y que tengan una vida prospera y feliz.
Cuando uno hace referencia a estar en los cielos, en la mente se genera el pensamiento de una condición perfecta de dicha en todo sentido, entonces un Padre que está en los cielos, es un padre perfecto, dichoso, que vive en la prosperidad, en la opulencia y por ende asegura que sus hijos estén a prueba de toda adversidad.
Y esa es la idea real que está contenida en la frase “que estás en los cielos” y si la tomamos como verdad, realmente nos hará libres.
Cuando pronuncias las palabras “Padre Nuestro”, afirmas que es tu padre, pero también es el padre de todos, admites que todos somos hermanos y no estarás orando solo por ti, sino por todo el mundo en general, cumpliendo entonces con la ley del amor, y todo lo que viene después en la oración habrá sido precedido por este requisito. Lo que pides, lo estás pidiendo en nombre de todos y cuando lo dices con esa intención recibes las bendiciones del cielo.
clausula 2
Santificado sea tu nombre
El nombre de Dios es “yo soy”, se lo dijo el Espíritu a Moisés cuando esté se lo pregunto. Yo soy es la perfección y si emites cualquier afirmación negativa o imperfecta estarás mintiendo y el castigo es la manifestación en tu persona de aquello que te has atrevido a afirmar.
Por eso cuando mencionamos las palabras “santificado sea tu nombre” emitimos la imagen y la vibración de un pensamiento que está liberado de toda mentira.
Cláusula 3
Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo
Cómo se expresó en la cláusula uno, la intención y la voluntad del Padre para sus hijos es perfecta. Su sabiduría, su amor, su omnipotencia, así lo dispuso, pero también nos dio la libertad, el libre albedrío y por eso, nada ni nadie tiene el poder de interferir entre sus hijos y el deseo que ellos se expresen.
Es por eso que cuando apelamos a la voluntad del Padre y “que venga nosotros su reino” le estamos pidiendo al Padre que nos haga agradables a nuestras relaciones con nuestros hermanos, maestros, guías, etcétera. La voluntad del Padre es que los maestros nos enseñen por inspiración directa al corazón, para que tengamos una evolución sin tropiezos.
cláusula 4
El pan nuestro de cada día dánosle hoy
El pan es un símbolo de todo cuanto nosotros podemos estar necesitando en nuestra cotidianidad y bien sabido es que el pan dura fresco tan solo un día. Por eso pedimos en la oración lo que vamos a necesitar cada día, lo que necesitamos hoy, y el padre ha dispuesto que recibamos todo aquello que vayamos necesitando en cada momento. En esa expresión no pedimos solamente para nosotros, sino que pedimos el pan nuestro de cada día, es decir, el pan de todos ,para todo el mundo, no solo el mío ni el tuyo, el de todos. A la par reconocemos que es nuestro. Es por eso que no debes llenarte de temor cuando algo no sé de de manera inmediata, porque lo que es tuyo nadie puede arrebatártelo, porque el padre ya dispuso que lo que es tuyo lo recibas, entonces cuando tengas una carencia o tengas un problema, simplemente reclama con suavidad lo que es tuyo y repite: Padre, ya tú dispusiste que yo tuviera esto. Deseo en armonía para todos, bajo la gracia y de manera perfecta que sea manifestado. Gracias Padre que ya me oíste y siempre me oyes.
Cláusula 5
Perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las faltas que cometemos obedecen a un mal uso de la energía divina y frecuentemente hemos desperdiciado el regalo de su energía, derramando lo en ataques de ira y de violencia. Si pedimos perdón al Padre de manera inmediata, la deuda de karma tal vez no es tan grande y hasta es posible que que sus efectos no se materialicen, primero porque pecado reconocido es pecado perdonado, y segundo porque el Padre ya nos perdonó, somos nosotros mismos los que tenemos que perdonarnos y eso lo haremos al reconocer que hemos faltado.
Sin embargo ha de haber una reciprocidad pues la oración continúa diciendo así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, entonces si nosotros no hemos perdonado a nuestros hermanos antes, el pedido se quedará atascado en la garganta y no podremos seguir adelante, y será necesario arreglar aquello que deba ser arreglado cuanto antes.
Si eres de esas personas que todo lo que emprendes lo sacas hacia delante a duras penas, con mucha lucha, no digas que no tienes suerte o que tienes mala pata, lo que sucede es que eres una persona muy dura y muy rígida y necesitas practicar el perdón además de dejar de culpar a los demás por tus propios fracasos.
Este decreto te puede ayudar: perdono a todo el que necesite mi perdón, a todo hombre, mujer o niño, me perdono yo mismo y pido perdón al Padre.
Debes decir todo esto con absoluta sinceridad, pues si hay en ti algún pequeño resentimiento contra algo o alguien, será un gran obstáculo que tú mismo pondrás entre tú y el Padre.
cláusula 6
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal
No es el Padre quién te envía las tentaciones. Lo cierto es que a medida que vas creciendo espiritualmente hablando, y vas depurándote, te haces más sensible y por ende puede ser el blanco de sutiles tentaciones contra las que debes ponerte en guardia, aunque a decir verdad, la peor de todas es el orgullo espiritual.
Una afirmación que puede ayudarte es soy manso y humilde de corazón, esto último te indica que es la petición del corazón la que es contestada, si el hijo pide pan al Padre, no le dará una serpiente.
Cuando se dice líbranos de todo mal es necesario comprender lo irreal de la palabra “mal”, ya que la apariencia de todo mal es simplemente un estado que habita en el polo negativo, al cual solo le hace falta el polo positivo para convertirse en el bien. No puede existir algo que no tenga dos polos, lo que está expresado en modo negativo se equilibra y desaparece cuando se le polariza con lo positivo.
cláusula 7
Pues tuyo es el reino el poder y la gloria
Aquí reconocemos que el Padre es la única presencia y el único poder, disolvemos el orgullo espiritual qué es la última de las faltas a superar.
Esta afirmación lleva la misión del librarnos del último de los peligros, siempre que sea dicha con intención, con fervor y devoción sincera.
Lectura recomendada: Metafísica 4 en 1 Vol.1. Conny Méndez, páginas 174-180.