El Misterio del Libro Perdido

El 20 de Agosto de 2015 hice una compra en Amazon de un par de libros que me gustaban muchísimo y tenía especial capricho de ellos. El caso es, que cuando llegaron yo tenía alma de pintora de brocha gorda y había puesto patas arriba mi salón, todos los muebles desmontados en el centro salvo una mesa de pc y un sofá monoplaza de descanso para mi uso personal aún sin tapar. De modo que como la curiosidad va antes que la obligación me senté en el sofá a abrir mi paquete y echarle una pequeña ojeada a los libros para matar la gana.

En un momento dado mi hijo vino a hablarme y con algo que ya ni recuerdo para que se lo mirase y posé los libros en uno de los laterales del sofá. Cuando terminé y fui a rescatar mis libros… sólo encontré uno. El otro había desaparecido.

Del salón no habían salido. Busqué, desmonté el sofá, le di la vuelta, mire todas las rendijas y sólo me faltó abrirlo en canal (risas) porque lo demás lo miré todo. Como ya estoy acostumbrada a estas cosas le pedí a mi hijo que verificase el bien todos los rincones y especialmente la rendija por donde pudo colarse (es un sofá de relax que se abre). Nada.

Me resigné asumiendo que mi hijo menor lo había tirado entremezclado entre los cartones que había al lado del sofá para tirar y seguimos con la rutina de lucir paredes, lijarlas y pintar el salón. Eso os dará una idea del polvo que se puede levantar y que por mucho esmero que tengas el polvo se cuela hasta en lo imposible.

Una visualización

El tema es, que dos meses después yo aún seguía con la cantinela de mi libro desaparecido y el 4 de octubre (lo llevo registrado en una libreta) como no tenía nada mejor que hacer y ya había hecho hasta lo imposible por encontrarlo pensé ¿qué puedo perder? Es hora de recurrir a métodos no convencionales, así que me senté y en una meditación visualicé a mi libro con todo lujo de detalle, como si lo tuviera frente mío y visualicé que lo atrapaba con un lazo de luz dorada y con una cuerda de luz también dorada en el extremo y me vi a mi misma tirando de esa cuerda y atrayendo el libro hacia mi hasta conseguir tenerlo en mis manos. Luego me olvidé del tema.

Al día siguiente, recibí una llamada del Corte Inglés que ya tenía el libro encargado listo para recoger. Mi hijo harto de verme buscar ese libro por cielo y tierra lo había encargado para mí pero pensé, “si, tengo el libro, pero no hay nada mágico en esto, nada especial y me va a costar otros 10 euros”. En fin, que mi hijo fue a recoger el libro y ya lo tenía conmigo.

Y sucede algo sorprendente

Por la noche, cuando todos se habían retirado a dormir, me fui a poner una lavadora y a retirar la ropa que había puesto en la secadora y recién había terminado su ciclo de secado. Cuando abrí la secadora me quedé helada y sin respiración. Del tambor aún salía el calor de la ropa recién terminada de secar pero a la entrada posado cuidadosamente sobre el cajetín de las pelusas había un billete nuevo, sin ningún rasguño, como recién salido del banco, con olor a nuevo y sin visos de haber pasado por un proceso de lavado y otro de secado.

Si alguien piensa que mi familia lo puso ahí… por favor, descartadlo, porque no es así.

¿De dónde salieron? ¿Quién los puso en mi secadora? Es un misterio para mí. Di las gracias poco menos que dando saltos porque mi mente es abierta y creo en ciertas cosas.

Pero ahí no queda la cosa…

Cuestión de cabezonería

El día 20 de Octubre, dos meses justos después de haber adquirido mi libro (y perdido), y con el consiguiente movimiento y trasiego que puede haber en un hogar donde hay 4 perros y 2 gatos y una obra de por medio lo que sucedió me parece más inexplicable aún.

Días antes había hecho una grabación de una meditación para la abundancia y después volví a repetir el ejercicio de metafísica para recuperar mi antiguo libro (cabezona que es una pues ya tenía uno). Pero esa mañana, cuando yo estaba sola y afanada en arreglar el salón de mi casa, me dispongo a pasar la fregona bajo el sofá monoplaza ¿y qué veo? Ahí sí que me quedé helada. Como deslizado de la esquina donde yo lo había apoyado dos meses antes y posado en el suelo estaba mi libro perdido.

Lo recogí y al verlo no pude menos que maravillarme porque no tenía rastros de polvo, ni rasguños, ningún signo de deterioro, como recién salido del paquete, igual que el día que lo recibí.

Yo tengo mi propia teoría. El libro siempre estuvo ahí, obvio no en forma material, pero si en mi salón, sí en mi sofá, pero en otra dimensión.

¿Y tú? ¿Qué explicación le das tú?

Mensaje encubierto

Anotaciones realizadas el 18/03/2016

Hasta no haber escrito este relato, leído y releído alguna vez y vuelto a consultar mis notas, no me di cuenta de un curioso detalle matemático. Me fascina la numerología…

Compré el libro un día 20.

El primer suceso curioso (la aparición del dinero de forma misteriosa) fue un 14-10

La aparición del libro perdido original fue un 20-10

El relato lo he publicado el 17 -03y  (en su versión original) si sumo las cifras me da 20 y si las resto me da 14. ¡Por Dios!

Comenzaron a rodar por mi cabeza esas cifras 20 – 14 – 20 de modo que como no le vi sentido lo metí en Google y ¿a dónde me llevó?

A una web donde había un fragmento de la Biblia:

Juan 14:20

  1. En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.

Juan 14:10

¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras.

Para mí este mensaje tiene todo el sentido del mundo. No hay casualidades y si causalidades.

Gracias Padre por estar en mí.

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