Si no sabes lo que de verdad quieres en la vida, difícilmente vas a encontrarlo. Es por eso que es preciso marcarse objetivos claros que te lleven a metas bien definidas.
Uno de los deseos típicos que se suelen pedir con el brindis de fin de año y las 12 uvas, al menos en mi familia, y desde los primeros recuerdos de mi infancia es “salud, dinero y amor” y hasta hay una canción de Cristina y los Stop – tres cosas- que hacen especial mención a esto y parece ser que si tienes esas tres cosas ya eres feliz y lo tienes todo.
Pero pongamos como ejemplo el dinero.
¿Cuanto dinero necesitas para ser feliz y considerarte una persona abundante y próspera? ¿Cuánto querrías ganar? ¿Lo tienes?
Ahora pregúntate: ¿Qué casa querrías tener? Descríbela con todo lujo de detalles. Sus habitaciones ¿Como serían de espaciosas, de luminosas? Define colores, formas, detalles de todo. ¿Cuantos baños o aseos tendría? ¿Con garaje o sin él? ¿Con jardín o mejor un terrenito alrededor?
Y ahora pregúntate de nuevo: ¿Lo que habías estipulado que querrías ganar te permitiría comprar esa casa y mantenerla o pagar los impuestos?
Seguramente, deberás reconsiderar el rectificar el concepto de cantidad de dinero que necesitarías cada mes para ser abundante en dinero.
Salud dinero y amor son conceptos vagos, poco definidos y es necesario definir lo que quieres con todo lujo de detalles, tamaño, costo, y hasta el color si es el caso. Solo de esa forma tendrás una idea claramente definida de lo que serán tus propósitos.
Una vez que tienes tus propósitos claros, es preciso que los escribas, tener una agenda o mejor aun una libreta de propósitos te será útil para revisarlos periódicamente y no perderte en el camino.
Si sabes a dónde quieres llegar y lo escribes, en todo momento podrás volver a tu lista para recobrar el norte y no perder el rumbo.
Ten tu lista a mano, revísala varias veces al día y así te asegurarás el lograr tus objetivos.
Escribe tus propósitos en tiempo presente y en forma de decreto o afirmación positiva.
Una vez escrito, visualízate a ti mismo disfrutando de tus metas y objetivos ya logrados. Esto los vuelve más reales y con más oportunidades de que lleguen a ti.
Cuando te fijes una meta, tienes que tener claro el porqué quieres llegar a esa meta, porque ese propósito te servirá como una motivación para lograrlo.
¿Para qué quieres el dinero? Tener por ejemplo 300 mil euros o dólares ahorrados puede estar bien pero te esforzarás más en lograrlo si sabes que con ello puedes pagar la casa de tus sueños o los estudios de tus hijos o el coche o el viaje de tu vida, etc.
Tener un motivo para hacer algo es lo que te convierte en una persona imparable y hace que tus metas sean firmes, sólidas y reales.
Otro dato importante es el factor tiempo, no es lo mismo acumular esos 300 mil euros durante toda la vida y comprar la casa para orirte en ella sin disfrutarla que decretar por ejemplo “entre hoy y tal fecha gano 300 mil euros”
Otro detalle que me parece muy importante es que tu propósito sea positivo. Me explico, no es lo mismo ahorrar para lo que pueda pasar en el futuro, en previsión de que puedan venir épocas de vacas flacas, que lleva implicito un pensamiento de baja vibración, que en tener dinero para darte un homenaje, unas vacaciones, comprarte un automóvil o incluso la casa de tus sueños, donde ya te ves a ti mismo disfrutando de todo ello, soñando despierto con ello y sintiendo la emoción de tomarte un refresco en una tarde de verano en el porche de tu nueva casa y todo eso son pensamientos positivos que alimentan un propósito con una fuerza imparable y positiva.
¿Vas pillando la idea?
Hasta para tener propósitos es necesario cuestionarse desde qué punto lo estás haciendo, ¿acaso desde la necesidad? o ¿por fín has aprendido a pensar con una mente abundante?